Emprender no es una ciencia exacta. A menudo me preguntan cuál es el ABC del emprendimiento, los pasos a seguir, o la fórmula que lleva los proyectos a buen puerto. La respuesta es muy sencilla: no existe.
En México, 8 de cada 10 Pymes fracasan antes de cumplir los primeros 2 años de existencia, según el Centro para el Desarrollo de la Competitividad Empresarial. Más allá de lo alarmante de la cifra y de las dificultades que implica emprender en este país, yo diría que es normal. De hecho, estoy seguro de que los emprendedores que están al frente de esas 2 de cada 10 empresas que sí sobreviven, fracasaron antes y formaban parte de la estadística negativa. Pero en el proceso aprendieron, y la experiencia les enseñó cómo inclinar las probabilidades de éxito a su favor en sus nuevos proyectos.
Esto lo sé porque lo viví en carne propia. No hay un manual para emprender: el camino te lo dicta el día a día, y en el trayecto vas descubriendo cómo sortear los obstáculos. Si quieres emprender haz un plan de negocios y ejecútalo, pero no lo pienses de más. No tiene que ser perfecto, solo sé consciente de que va a requerir de mucha paciencia, disciplina y trabajo duro.
Tampoco te desanimes si tropiezas. Hasta los más grandes emprendedores de la historia han fracasado alguna vez. Lo que los distingue es la entereza para perseverar y volver a intentarlo, y la capacidad para aprender de esa experiencia y utilizar esas enseñanzas de forma inteligente.
Te comparto tres reflexiones a propósito del camino del emprendedor:
Absorbe toda la información que puedas de libros, conferencias, podcasts y demás… pero lo que aprendas llévalo a la práctica o no servirá de nada.
Rodéate de gente que comparta tu visión, enriquezca tus ideas y te impulse en el día a día.
No lo hagas por la aprobación de otros porque eso te va a distraer de tus objetivos.
Mantente motivado y éxito.
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